EL PRINCIPE QUE NO REINARIA

En una región embravecida, donde la libertad es un privilegio que se antepone a la vida, y el honor un derecho que se compra con la sangre de adversarios infames, Iscer duda al asumir su destino como un príncipe de los íberos. Sobre su tierra se cierne la amenaza de dos colosos enfrentados que pretenden devorarla, como otra jugada más de la partida que emplean para devastarse entre sí. Su pueblo permanecerá inmerso en una eternidad superflua, distraído con guerras menores, intrigas revanchistas y ritos sentenciados. Ajeno a las sombras que se aproximan para arrojarlo a un abismo sin retorno. Iscer se mantiene distante. Malherido y denostado por una condición a la que nunca se ajustó, decide tomar una decisión inconcebible que le lleva a hacer lo que nadie espera. Asumiendo que no se le comprenderá, adivinando los riesgos irremediables que contra él se alzarán, decide emprender un sendero que le enfrenta a todo y contra todos. Sin saber qué será de él, sin saber que a cada paso que dé, le acechará una conspiración sigilosa que pretende manejarlo para cambiar el orden que rige su mundo.