Durante más de tres siglos, el Ejército y la Armada de España mantuvieron una ardua lucha contra unos enemigos audaces e irreductibles, los moros de Filipinas, concentrados principalmente en las islas de Mindanao y de Jolo. Fue una guerra despiadada, durante la cual, hasta sus ultimas etapas, ni se concedia ni se recibia cuartel.Sus escenarios fueron mares inclementes y traidores, sembrados de arrecifes coralinos y de bancos de arena, en los que la simple navegacion ya era una hazaña, mas aun cuando estaban infestados de embarcaciones hostiles, cargadas de tripulaciones dispuestas, en caso preciso, a luchar hasta la muerte. Se combatio tambien en junglas impenetrables, bajo un sol abrasador, sembradas de trampas y plagadas de enfermedades letales, que diezmaban a las tropas con mas saña que los krises y las balas. Normalmente, el colofon de los enfrentamientos era el ataque a cottas o fuertes, erizadas de lantacas y de fanaticos defensores, casi invulnerables a la artilleria, con el asalto a pecho descubierto como unica tactica posible, trepando por escalas o agarrandose a las anfractuosidades, bajo una lluvia de proyectiles, para llegar al ansiado y, a la vez, temido cuerpo a cuerpo.El prestigioso historiador Julio Albi de la Cuesta, autor de clasicos como De Pavia a Rocroi. Los tercios españoles, Banderas olvidadas. El Ejercito español en las guerras de Emancipacion, El Ejercito carlista del Norte o ¡Españoles, a Marruecos! La Guerra de Africa 1859-1860, nos presenta en Moros. España contra los piratas musulmanes de Filipinas (1574-1896) la primera historia completa de una guerra secular y encarnizada que solo hallaria el fin con la invasion estadounidense del archipielago. Ni españoles ni moros, como dignos enemigos, realmente llegaron a envainar las espadas. Asi, inconciliables adversarios llegaron a compartir rival, un broche paradojico, pero, de alguna manera, apropiado para tan larga y empeñada lid.
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