Mario Santana abandona Cuba para hacer realidad sus sueños. Sin embargo, conducir la limusina de una famosa actriz de telenovelas no era uno de ellos. Mario pronto descubre que detrás de la aclamada estrella existe una mujer de gran talento por la que empieza a sentir un amor apasionado. Marta, protegida siempre por su padre, aprende a confiar en sus propios instintos, y más cuando éstos la conducen al cálido abrazo de su apuesto chófer.