Romana - 9788419240170
En particular, Francisco parte del inicio mismo de la Biblia, donde el libro del Génesis, a través del relato de los progenitores, presenta la dinámica del mal y de la tentación y el combate espiritual que ”nos conduce a mirar desde cerca aquellos vicios que nos encadenan y a caminar, con la gracia de Dios, hacia aquellas virtudes que pueden florecer en nosotros, llevando la primavera del Espíritu a nuestra vida.” Como dice el Papa Francisco “ante cada pensamiento y cada deseo que surgen en la mente y en el corazón, el cristiano actúa como un sabio guardián, y lo interroga para saber por dónde ha venido: si de Dios o de su Adversario. Si viene de Dios, hay que acogerlo, pues es el principio de la felicidad. Pero si viene del Adversario, sólo es cizaña, sólo es contaminación, y aunque su semilla nos parezca pequeña, una vez que eche raíces descubriremos en nosotros las largas ramas del vicio y de la infelicidad. El éxito de toda batalla espiritual se juega en su comienzo: en velar siempre por nuestro corazón. Quien guarda su corazón, guarda un tesoro.” Francisco concluye el ciclo de catequesis deteniéndose en una virtud que no forma parte de la lista de las siete virtudes cardinales y teologales, pero que está en la base de la vida cristiana: esta virtud es la humildad, como “la gran antagonista del más mortal de los vicios, es decir, la soberbia”, “fuente de la paz en el mundo y en la Iglesia” y “el camino hacia la salvación.”
Una nueva obra con las palabras del Papa Francisco acerca de la catequesis de los vicios y las virtudes, con el horizonte del Jubileo 2025, con un estudio sistemático y completo sobre la lucha espiritual del cristiano, para afrontar el difícil y necesario
discernimiento entre el bien y el mal, una reflexión “acerca de la lucha y la belleza de la vida de cada día.”
Especificaciones del producto
Escrito por Papa Francisco
Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires, Argentina, el 17 de diciembre de 1936 en una familia de inmigrantes italianos. En 1969 fue ordenado sacerdote en la Compañía de Jesús (Jesuitas) y consagrado obispo en 1992. Fue nombrado arzobispo de Buenos Aires en 1998 y creado cardenal en 2001. En marzo de 2013 fue elegido obispo de Roma, convirtiéndose en el Papa número 266 de la Iglesia católica.
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