En la vida de Jacobo Askenazi, la palabra «resiliencia» adquiere un significado más profundo. Entre los múltiples desafíos que ha enfrentado, hubo un momento que marcó un giro inesperado. Tras recibir la devastadora noticia de un diagnóstico de cáncer en fase casi terminal, su mundo pareció detenerse por un instante. No obstante, Jacobo eligió enfrentar la situación con valentía, apoyado por su familia y guiado por una fe inquebrantable.Meses después, en un día que quedará grabado en su memoria, el resultado de una exploración PET reveló algo extraordinario: no había rastro alguno de la enfermedad en su cuerpo. Esa noticia, tan inesperada como milagrosa, no solo cambió el rumbo de su vida, sino que reafirmó su convicción de que la esperanza, la fuerza y el espíritu de lucha pueden superar incluso los pronósticos más oscuros.Para Jacobo, ese momento no fue solo una victoria médica, sino una oportunidad para reflexionar sobre el regalo de la vida y la importancia de vivir cada día con gratitud y propósito. Este capítulo de su historia es un recordatorio de que, incluso en las circunstancias más difíciles, siempre hay lugar para la fe, el optimismo y las sorpresas de la vida.Yo padecí esto:Paro cardíaco de 3.4 minutos, cáncer en el hígado y peritoneo, ictus, isquemia, hemorragia, afasia, neumonía, chaleco desfibrilador, quimioterapia, inmunoterapia, PET, tres choques sépticos, hernia, traqueostomía, ileostomía, ascitis, vólvulo intestinal, cirugía en los pies, escara, ruptura de cadera derecha.…Y SIGO VIVO.