FORTIFICACIONES, GUERRA Y FRONTERA EN EL MARQUESADO DE GIBRALEON

En diciembre de 1306 don Alfonso de la Cerda, nieto del rey Alfonso X el Sabio, recibió el señorío de Gibraleón como parte de la compensación por renunciar a sus derechos sucesorios. Se inicia así la historia de uno de los más importantes señoríos onubenses, que experimentó un azaroso periplo dentro y fuera del realengo hasta acabar en manos de los Zuñiga, llamados a convertirse, como duques de Béjar, en uno de los linajes más inportantes del reino. Los textos recogidos en el presente volúmen reflexionan sobre las características de este territorio, sobre las funciones que en él desempeñaron las fortificaciones medievales y modernas, sobre los efectos de la guerra y sobre las estrategias del poder señorial en distintas épocas y ante coyunturas muy diversas, pero simpre en torno a un mismo espacio geográfico: el del antiguo señorío medieval y luego marquesado de Gibraleón.