Judith Summers es autora de cuatro novelas, así como de dos libros de no ficción: La dueña del placer y el galardonado Soho, A History of Londons Most Colourful Neighbourhood. Nacida y educada en Londres, estudió Bellas Artes en Bristol y Manchester. Posteriormente, pasó un periodo de formación como editora cinematográfica en la BBC. Ha escrito ampliamente sobre la ciudad de Londres, en donde vive en la actualidad.
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Judith Summers indaga en la vida del seductor más famoso de la historia desde una perspectiva femenina, lanzando una nueva y fascinante luz sobre la figura de aquel hombre peligroso y cautivador. El aventurero veneciano del siglo XVIII Giacomo Casanova utilizo siempre su carisma para poder acceder al lecho de mas de doscientas mujeres, convirtiendo asi su nombre en sinonimo de seductor. Encantador, brillante y enormemente atractivo, Casanova aseguraba que no solo le gustaban, sino que tambien entendia a sus conquistas. Pero ¿quienes fueron las mujeres sobre las que Casanova cimento su reputacion como uno de los mas grandes amantes que jamas hayan existido? Desde las dos hermanas con las que tuvo su primera experiencia sexual hasta la libidinosa monja veneciana que desafio a Dios para poder acostarse con el, desde la viuda rica a la que engaño para defraudarle una fortuna hasta el amor de su vida, la encantadora y atrevida Henriette, todas ellas tienen una historia que contar.
Teresa Cornelys siempre fue mujer emprendedora y muy dispuesta. Nacida en Venecia en 1723, se permitió el lujo de rechazar la propuesta de matrimonio de un rico y anciano senador para caer en brazos de Casanova, y desde muy joven actuo como cantante de opera en diversos paises de Europa, pero fue el negocio del placer lo que acabo dominando su vida. Llego a londres en 1759 en condicion de madre soltera y sin recursos economicos, pero solo un año mas tarde inauguraba en Soho Square una mansion que se convertiria en club privado y veria desfilar por sus salas a lo mas granado de la aristocracia londinense en aquellos tiempos. Principes y princesas, duques y marquesas asistian a sus fiestas, conciertos y bailes de disfraces, con episodios alegramente picantes, sin quejarse por los precios que Teresa les exigia.