El museo se va pareciendo cada vez más a una "sala polivalente" donde puede verse un conjunto de objetos singulares, pero donde también se puede oír un concierto, asistir a la presentación de un libro, tomar una copa, escuchar una conferencia de un orador mas o menos conocido, o dedicar unas horas a una pantalla de ordenador que suministra informacion actualizada sobre aquello que alli se guarda o lo que, parecido, guardan otros museos del mundo. En estas paginas se da una oportuna voz de alerta ante la "desvalorizacion" del museo y se reclama y propone una seria reflexion sobre los modos en los que un museo puede ser verdadero y eficaz centro de cultura, de educacion y de placer, sin traicionar algunos de los principios que lo fueron definiendo a lo largo de la Historia, incluida la mas reciente.