¡Sólo por opinar entras en el sorteo mensual de tres tarjetas regalo valoradas en 20€*!
(1) comentario
(0)
(0)
(0)
(1)
(0)
1 opiniones de usuarios
mipedtor
24/01/2022
Tapa dura
Me ha parecido más aburrida que su primera parte (“De la Tierra a la Luna”). Entre otras cosas porque dedica muchísimo texto en intentar plasmar los conocimientos e hipótesis que se tenía de nuestro satélite cuando se escribió la novela, hace más de 150 años. No estaría nada mal si no fuera un poco plasta y que se olvidase que es una novela y no un libro de divulgación científica. Ojo, soy fan de ésta, pero teniendo en cuenta que casi la mitad del libro se dedica a hablar de teorías, hipótesis y fórmulas de cálculo… pues sí, se hace un poco cargante la historia. Más si tenemos en cuenta que algunas de las teorías hoy sabemos que son erróneas y no han envejecido especialmente bien. Si comparamos esta odisea con la de “Viaje al centro de la Tierra”, hay distancias enormes en el tratamiento de la historia. Allí, a partir de ideas científicas, Verne teje una trama que sabemos que es fantasía científica muy entretenida. En cambio, en esta novela tenemos que asistir a ser casi un diario de abordo en un proyectil que viaja alrededor de la Luna sin muchas anécdotas a tener muy en cuenta. Mucho diálogo del bocachancla Michel Ardan y los tostones científicos de Barbicane. El tercer personaje está casi de relleno. Verne es muy escrupuloso en contarnos todo tipo de detalles sobre el espacio, teorías y conocimientos sobre la Luna y mil cosas más, como decía. Pero para empezar, lo de la gravedad cero lo lleva mal. En su novela no lo vais a encontrar. Y los tres tripulantes se pegan unos festines a comer que ya quisieran algunos. Bueno, vale, no tiene porqué, es una novela. Pero es capaz de soltarte un capítulo entero sobre álgebra avanzada (con sus fórmulas y todo) y obviar dónde narices hacen sus necesidades los tripulantes que, como decía, no paran de beber y comer. Y sobre todo, ¿dónde lo hacen y qué hacen con los deshechos? Supongo que igual a los lectores de hace años no les surgían estas cuestiones ni les interesaba por decoro. Pero ese sí fue un buen tema que llevó de cabeza a los soviéticos y a la NASA en sus primeras misiones espaciales tripuladas. En resumen, me ha parecido una novela bastante tostón. La menos divertida de todas las que he leído de Verne.