Eva Brabant, Ernst Falzeder y Patrizia Giampieri-Deutsch, editores. En este volumen destaca la extensión de la vida privada de Ferenczi, concretamente un asunto que ya empezó en 1911: la relación triangular entre él, su amante Gizella Pálos y Elma, la hija de ésta y paciente de Ferenczi. Ya la primera carta sitúa al lector en medio del conflicto: fracasa el proyecto de matrimonio con Elma, y Ferenczi urge a Freud a encargarse del análisis de Elma: aunque no le entusiasma, Freud acepta. La vida privada de Freud es, al menos hacia fuera, mucho menos dramática que la de Ferenczi. Su trabajo y su vida familiar transcurren por carriles rutinarios, y sus apreciadas vacaciones de verano las suele dedicar a viajes y a curas en Karlsbad y Marienbad. Durante el período aquí referido, Freud y Ferenczi emprenden cuatro viajes juntos.
Ficha técnica
Traductor: Tomás Schilling
Editorial: Sintesis
ISBN: 9788477388715
Idioma: Castellano
Número de páginas: 288
Tiempo de lectura:
6h 50m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 01/05/2001
Año de edición: 2001
Plaza de edición: Es
Número: 4
Alto: 24.0 cm
Ancho: 18.0 cm
Grueso: 10.0 cm
Peso: 79.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Sigmund Freud y Sándor Ferenczi
Sigmund Freud (6 de mayo de 1856, en Příbor, Moravia, Imperio austriaco (actualmente República checa)-23 de septiembre de 1939, en Londres) fue un médico neurólogo austriaco de origen judío, padre del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX. A principios del siglo (1900), publicó La interpretación de los sueños, extensísimo libro donde Freud desarrollaba una tesis fundamental: los sueños no sólo son un producto psíquico desechable, como se creía hasta el momento, sino que representan un trabajo psíquico normal lleno de sentido. Sus grandes contribuciones al diagnóstico del estado de nuestra cultura son: El porvenir de una ilusión (1927), El malestar en la cultura (1930), Moisés y la religión monoteísta (1939). Ya con anterioridad, a través de obras entre las que destaca Tótem y tabú (1913), inspirada en el evolucionismo biológico de Darwin y el evolucionismo social de Frazer, había dado testimonio de hasta qué punto consideró que la importancia primordial del psicoanálisis, más allá de una eficacia terapéutica que siempre juzgó restringida, residía en su condición de instrumento para investigar los factores determinantes en el pensamiento y el comportamiento de los hombres.