Un estruendo atroz seguido de silencio. El olor a pólvora se entremezclaba con esa nube arremolinada de tierra y polvo, que se había levantado con el caer de los cuerpos.
Los muchachos, aún temblorosos, quedaron petrificados empuñando el arma. […] El sol brillaba y la brisa calmada acariciaba el campo. Era casi tiempo de vendimia. Este año el campo venía con buena cosecha. Aquel 20 de septiembre de 1936 habría sido un día perfecto de caza.
¿Qué harías si de repente tu vida cambiase para siempre? ¿Si tus vecinos, a los que sonreías por las calles, se volviesen extraños? ¿Si no pudieras confiar en nadie? ¿Hasta dónde llegarías por cumplir una promesa? ¿Cuánto vale tu libertad?