EL CRIMEN DEL TORREON

La novela narra una historia ocurrida en 1946 en un cortijo de la cordobesa población de Fernán-Núñez donde se sospecha de un crimen cometido por diferencias sociales entre el hijo del dueño del cortijo (señorito) y un ex oficial del ejército republicano, quien, casualmente y por su conocimiento de los tanques militares, lo contratan de tractorista de un caterpillar en el cortijo. Este ex oficial inicia unas relaciones, honestas aunque secretas, con la hermana del señorito, motivos causantes de la disputa y el sospechoso asesinato. Es un contraste de clases, resultado de la Guerra Civil española, descrito con un hilo argumental de un ligero suspense, fruto del renacimiento de sociedad de la posguerra con un modus vivendi, aún, alimentado en el vasallaje y el dominio mantenido entre las clases, por los vencedores, de tan lamentable recuerdo. Una historia de personajes amarrados a la tierra del cortijo sin más esperanzas, ni ilusiones, que las de poder lograr que la temporada siguiente puedan seguir trabajando, en ese mismo cortijo o en otro, con la misma rutina y el mismo trato, obediente y sumiso, hacia el terrateniente. La novela narra una historia ocurrida en 1946 en un cortijo de la cordobesa población de Fernán-Núñez donde se sospecha de un crimen cometido por diferencias sociales entre el hijo del dueño del cortijo (señorito) y un ex oficial del ejército republicano, quien, casualmente y por su conocimiento de los tanques militares, lo contratan de tractorista de un caterpillar en el cortijo. Este ex oficial inicia unas relaciones, honestas aunque secretas, con la hermana del señorito, motivos causantes de la disputa y el sospechoso asesinato. Es un contraste de clases, resultado de la Guerra Civil española, descrito con un hilo argumental de un ligero suspense, fruto del renacimiento de sociedad de la posguerra con un modus vivendi, aún, alimentado en el vasallaje y el dominio mantenido entre las clases, por los vencedores, de tan lamentable recuerdo. Una historia de personajes amarrados a la tierra del cortijo sin más esperanzas, ni ilusiones, que las de poder lograr que la temporada siguiente puedan seguir trabajando, en ese mismo cortijo o en otro, con la misma rutina y el mismo trato, obediente y sumiso, hacia el terrateniente.