Editorial Anagrama S.A.U. - 9788433925824
Una pesquisa insólita y un tejido narrativo de múltiples resonancias culturales y políticas sobre el clímax de la violencia en el mundo contemporáneo: las decapitaciones que realizan los sicarios del tráfico de drogas en Mexico, o los fundamentalistas musulmanes, ambas difundidas por internet u otros medios, donde el acto de decapitar representa la perdida de la razón en su sentido más extenso. El autor estudia tambien los fenómenos de la brujería y los sacrificios humanos vinculados a los traficantes de drogas, el uso de los cuerpos de las víctimas con mensajes crueles de gran alcance. Y la emergencia de un culto criminal como el de la Santa Muerte. Una crónica que presenta incluso el testimonio de un sicario y cortador de cabezas, y entrelaza la perspectiva del propio narrador a traves de su refinada alternancia de la crónica, el ensayo y los apuntes autobiográficos. Este libro deja en claro que la materia periodística puede acceder al estatuto de historia contemporánea, y esta transformarse a su vez en una práctica literaria de carácter excepcional.
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Escrito por Sergio González Rodríguez
Sergio González Rodríguez (Ciudad de México, 1950), Premio Casa Amèrica Catalunya a la Libertad de Expresión en Iberoamérica 2013, entre otros galardones, como el Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez, completa con Campo de guerra su trilogía dedicada al estudio de fenómenos extremos de las sociedades actuales, que empezó con el escalofriante reportaje sobre las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez que realizó en su aclamada obra Huesos en el desierto (2002), al que siguió su interpretación acerca de las decapitaciones y usos rituales de la violencia por parte de grupos criminales en El hombre sin cabeza (2009), obras publicadas ambas por Anagrama y traducidas a varios idiomas.
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1 opiniones de usuarios
Juan Manuel Carmona Castaño
30/05/2009
Tapa dura
Aburrido, tedioso, sin línea argumental: igual te relata la entrevista a un sicario como que te cuenta la vida de sus abuelos. Quiere hacerlo tan filosófico y ensayista que al final sólo deseas que se acabe pronto. Eso sí, es cortito y te lo lees en 3 días así que no dura mucho el suplicio.