Lo sorprendente no fue solo que Manuel Ciria negara ser el autor de la muerte de la mujer que aún tenía entre sus manos, en aquel sórdido cuchitril, cuando fue detenido. Su rastro de ADN se empeñó en coincidir con el de un asesino en serie, buscado infructuosamente durante décadas, quien había causado la muerte de otras cinco mujeres. Manuel Ciria, desde la prisión, con la ayuda de un controvertido periodista y tertuliano, logra publicar un libro donde relata su vida: Los ocho asesinatos de Manuel Ciria. A través de sus páginas, además de lanzar graves y diversas acusaciones a las fuerzas policiales sobre unos turbios crímenes próximos a él, asombra de nuevo contando en detalle sus dos primeros y desconocidos asesinatos, casos aún sin resolver. Desde el Ministerio del Interior, se designa a la teniente Sacha Ortiz para esclarecer todas las acusaciones y las teorías que ha vertido en su libro este asesino en serie.