En los suburbios de Moscú, con espeluznante puntualidad, cada fin de semana aparece un joven muerto. Cuando la victima resulta ser el nieto de un poderosísimo mafioso, éste lanza una investigación paralela, y su camino se cruza con el de Anastasia Kaménskaya, a quien nadie duda en calificarla como la Agatha Christie rusa.