Es bien sabido que a lo largo del siglo XVIII se produjo una profunda reforma del modelo comercial colonial y se fomentó la creación de una poderosa marina de guerra. Ambas cuestiones, lejos de discurrir en paralelo, fueron parte de un mismo programa político que pretendía establecer y consolidar una jurisdicción privativa de marina -en sentido estricto, que absorbiera todas las materias relacionadas con el mar- inspirada en los principios de centralización, uniformidad y coherencia. A pesar de los cambios ministeriales de finales del siglo, era evidente que para entonces ya existía un campo de poder claramente delimitado que abarcaba todas las competencias concernientes a la navegación, el comercio, las marinas de guerra y mercante, la pesca y las denominadas gentes de mar. Pero además de estos asuntos recogidos en el plano legislativo, la jurisdicción de marina se extendía a múltiples niveles de la vida social, económica, política y cultural. Uno de los espacios donde mejor se evidenció esta trascendencia fue la bahía de Cádiz, epicentro mercantil de la monarquía hispánica durante toda la centuria y sede de la base naval más importante del imperio. El objetivo de este libro es analizar la implementación de la jurisdicción de marina en el entorno gaditano dur