Santillana Educación, S.L. - 9788491221524
Especificaciones del producto
Escrito por Michael Ende
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(3) comentarios
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3 opiniones de usuarios
OLAYA GONZALEZ ABALO
07/11/2020
Tapa blanda
Espléndida historia con un gran aprendizaje. Imprescindible su lectura
CESAR
23/10/2017
Tapa blanda
El libro esta muy bien, expresa de una manera fantástica hechos de nuestra vida cotidiana a través de los ojos de un niño, enseña virtudes muy importantes como: saber escuchar, la imaginación...Espero que tú también disfrutes tanto como yo.
Santiago
28/07/2016
Tapa blanda
Momo O la extraña historia de los ladrones del tiempo y de la niña que devolvió el tiempo a los hombres. ¿Quién dijo aquello de “El Tiempo es Oro”? Muchos creen que fue Benjamim Franklin, pero parece que su autor fue más bien Edward Bulwer-Lytton, novelista y político británico del siglo diecinueve, más conocido por su novela “Los últimos dias de Pompeya”. Es una frase peligrosa. Tan peligrosa como aquella otra que dice “todos los hombres son iguales” y que, aunque lo que pretende decir es que todos los hombres deben tener los mismos derechos y ser iguales ante la ley, puede entenderse, con el nefasto y perverso significado de que los hombres pueden ser mutuamente sustituibles y que la persona individual no tiene la menor importancia. Es posible que cuando dijo “el tiempo es oro” Edward Bulwer-Lytton no intentase otra cosa que hacernos conscientes de su importancia. Pero también es cierto que una vez dicha y en el pais y en la época en que fue pronunciada, era inevitable que la frase fuese utilizada con claros propósitos mercantilistas. Nada de extrañar en una época y un pais que Charles Dickens no se recató en criticar acerbamente, aunque con humor, y que tiene su exponente prototípico en la figura de Ebenezer Scrooge de Canción de Navidad. “¿Amas la vida? No desperdicies el tiempo, porque es la sustancia de que está hecha” Esto es lo que dijo Benjamin Franklin. Quizá por eso mucha gente se confunde. Pero el significado de ambas citas es radicalmente distinto. Franklin acierta en el meollo de la cuestión: el tiempo es la sustancia de que está hecha la vida. Lo más importante que tenemos, nuestro bien más preciado. Puede que nos interese cambiar algo de nuestro tiempo por oro ¿qué otra cosa hacemos, sino vender nuestro tiempo, cuando realizamos un trabajo remunerado? En definitiva, el dinero es necesario para vivir. Pero no hay que perder de vista que aunque podamos cambiar nuestro tiempo por oro, todo el oro del mundo seria incapaz de añadir un solo segundo a nuestra vida. Momo, o la historia de los ladrones del tiempo y de la niña que devolvió el tiempo a los hombres es una “novela-cuento de hadas” en palabras de su propio autor, Michael Ende, que trata precisamente de eso: del tiempo, de la vida y de su mutua relación. Porque “el tiempo es vida y la vida reside en el corazón”. Momo es una dura crítica a la mercantilización del tiempo. Como es, a la vez, un cuento para niños, nos encontramos con los malos, que son los Hombres Grises y su Caja de Ahorros de Tiempo. Pero esos Hombres Grises viven, en realidad, dentro de cada uno de nosotros y, si les dejamos, acaban fumándose nuestro tiempo, nuestra vida en forma de sus grises cigarros. Al ser una “novela-cuento de hadas”, Momo tiene un final feliz. Uno se pregunta si nuestra sociedad, donde los Hombres Grises campan por sus respetos, también podrá tenerlo…