SI ME RIO SE ME CAEN LOS EMPASTES

“Estar cerca de Manuel Melado alarga la vida porque quieres que los ratos compartidos sean eternos. Además, soy un convencido de que la Providencia roza, de vez en vez, la coronilla de un producto humano: son los genios, y a los genios se le posa la gracia, propia y ajena, y surge lo que calificamos como anécdota o ese relatillo que siempre empieza en sonrisa expectante y estalla en carcajada: el chiste. Con este título se completa el trípode sobre el que Manuel Melado expone toda su capacidad para sacudirnos las pelusas del malhumor; se cumple la trilogía que se propuso para ahuyentar de nuestros hombros a esos pajarracos que, como los de Hitchcock, nos cercan allá donde nos asomemos. Y si lo buenos libros son aquellos que llamamos de cabecera y que reservamos para leer en el umbral del sueño, el que tenemos en las manos se sale, porque es de los que hay que combinar, sorbo a sorbo, con el café en el umbral del día, que es cuando más falta nos hace la risa para salir carialegre a la calle y comernos el mundo antes de que sea al revés. En fin, que aquel que nos mandó a bailar, a bailar, de la primera a la cuarta por la bahía, que nos hace reflexionar con sus letras de soleares y su poesía, que nos sorprende con proyectos distintos y a veces insólitos, ahora nos invita a que miremos cara a cara la portada de Si me río se me caen los empastes y que recojamos de dentro la risa que él pontificó con fe de gurú guasón y que, verdaderamente, necesitamos con urgencia"