¿Qué relación tiene el nuevo régimen de producción y movilización laboral con la proliferación de innovadoras formas de control, con la multiplicación de los dispositivos de segregación y vigilancia y con el nuevo encarcelamiento de masas del que hoy somos testigos? Esta podria ser la pregunta con la que se abriese este libro y todo un proyecto de discusion sobre la nueva economia politica de la pena. El gobierno de la excedencia avanza una respuesta tan imprevista como osada. La actual exacerbacion de la rigidez penal, de la logica de excepcion y de la atmosfera mediatica del securitismo preventivo, bien pudiera deberse menos a una capacidad de control totalitario sobre el cuerpo social, que justamente a lo contrario. Los poderes podrian estar contemplando una sociedad que se les escapa mas alla de los angulos ciegos de las redes de videovigilancia y de la punicion preventiva. La identificacion del crimen con grupos de riesgo (migrantes, minorias, jovenes), la definitiva selectividad del endurecimiento penal hacia estos grupos y la emergencia de lo que cada vez mas, es una gran metropolis punitiva, obedecerian asi a una estrategia de reduccion de la complejidad, de destruccion de una impensable alianza social (¿la multitud?), potencialmente letal para el regimen de acumulacion postfordista.
Prefacio de Toni Negri. La crisis del fordismo y del Estado de Bienestar ha traído consigo un cambio profundo en las formas de concebir y ejecutar el control social. Esto ha sido posible gracias a la creación de un ambiente de inseguridad ciudadana, a la estigmatización de determinados grupos sociales y a una oportuna gestión de! miedo. Cada vez más alejada de consideraciones resocializadoras, La criminología .neoliberal apuesta decididamente por el control preventivo del delito, más que por incidir en sus causas, y por la exclusión permanente (reclusión o expulsión) más que por opciones de reintegración social. El caso de la inmigración extracomunitaria le sirve a De Giorgi para ilustrar e! peso que las nuevas filosofías penológicas de Çtolerancia ceroÈ, procedentes del mundo anglosajón, están adquiriendo actualmente en toda Europa. ÇEl control no se ejerce ya tanto sobre individuos concretos desviados (actuales o potenciales), cuanto sobre sujetos sociales colectivos que son institucionalmente tratados como grupos productores de riesgo. Los dispositivos del poder, utilizando metodologías de cuantificación y tratamiento del riesgo de desviación que recuerdan las que son propias de los seguros, parecen apuntar a la gestión de categorías enteras de individuos. La meta es redistribuir un riesgo de criminalidad que se considera socialmente inevitable. De ello deriva la expresión "control actuarial", que alumbra la semejanza entre las nuevas estrategias de control y los procedimientos típicos de la matemática de los seguros. Estas estrategias —de hecho, exactamente igual a como proceden los seguros respecto a los riesgos de un accidente— consideran normal el riesgo; un riesgo que sólo puede ser gestionado a través de una intervención sobre el ambiente, sobre los comportamientos externos de los grupos sociales.