A diferencia de la mayoría de los estudios que se han hecho sobre estos dos autores clásicos, que se centran en su complicada relación, el autor argumenta que los Dialogos de Platón, constituyen la finalizacion de la obra de Homero, en especifico La Iliada. Dando asi un nuevo sentido a esta relacion, donde ambos se complementan como autores.
La publicación de un libro en español sobre una figura como el filósofo y teólogo franciscano William of Ockham (c. 1285-1349) es una novedad tan infrecuente como merecedora de la mejor acogida. En general, el pensamiento filosofico medieval sufre de un olvido tan manifiesto como injusto; y raramente asoma el pensamiento de Ockham asoma a publicaciones con un ambito de circulacion mas amplio que el de unos pocos especialistas. Asi que la publicacion de la obra de Alfonso Florez La filosofia del lenguaje de Ockham es un suceso doblemente significativo. Se trata de un estudio sistematico de la filosofia del lenguaje de este autor, y como tal estudio presenta las ideas de Ockham sobre un amplio repertorio de cuestiones que trascienden esta especialidad filosofica y entran en los territorios aledaños de la filosofia de la mente, la logica y la semantica. Puesto que estas disciplinas han tenido un desarrollo espectacular a lo largo del ultimo siglo ya que constituyen una parte esencial del subsuelo sobre el que se erigen las ciencias de la computacion y de la informacion, el lector interesado tiene, con esta obra, una oportunidad excelente de comprobar de cuan lejos nos vienen y cuan profundamente afectan las ideas de Ockham a los metodos de trabajo y las teorias de los curriculos actuales. Gracias a Florez disponemos ahora de medios mejores y mas actualizados de reconocer el alcance de la deuda contraida con Ockham y, seguramente tambien, con otros filosofos y logicos medievales y para medir la ventaja de que gozan hoy los especialistas y estudiantes de esas disciplinas.
El día 29 de abril de 1951 Ludwig Wittgenstein fallecía en Cambridge. Hoy ya no es necesario justificar la importancia de la obra de este pensador y la extraordinariamente profunda influencia que ha ejercido y sigue ejerciendo en la filosofía posterior para hacer plausible la conveniencia y el interés de un volumen dedicado a estudiar diferentes facetas de su obra. No es sólo que disciplinas como la lógica y la filosofía del lenguaje han experimentado transformaciones y desarrollos decisivos con al menos dos de las grandes obras clásicas de la filosofía de todos los tiempos, el Tractatus logico-philosophicus (1921) y las Investigaciones filosóficas (1953); ni tampoco que prácticamente la totalidad de las restantes áreas de la filosofía —la filosofía de la lógica y la matemática, la epistemología, la filosofía lo mental y de la psicología o la filosofía de la religión y de los valores— han debido enfrentarse al reto de repensar sus objetos y métodos. A todo esto hay que añadir el ritmo constante con que intelectuales con múltiples intereses y formaciones vuelven sobre la obra de Wittgenstein y hallan en ellas interpretaciones novedosas o estímulos para su propia tarea.