Porque la palabra de Dios, de Alá o de Yavé no es interpretable. Sólo debe ser respetada y cumplida. ¿Cómo podemos superar este laberinto? la única solución a nuestro alcance radica en introducir, en este intrincado argumentario, la fuerza de la razon. Asi lo entendio, en el primer tercio del siglo IX, el gran califa de Bagdad, Al-Mamun, aristotelizando el pensamiento musulman. En el siglo X, en la Cordoba califal, ciudad de las Tres Culturas, convivieron pacificamente musulmanes, judios y mozarabes. En el siglo XII se vuelve a repetir en Toledo la fructifera experiencia de la convivencia y el trabajo comun, a traves de la Escuela de Traductores, creada y protegida por los arzobispos cluniacenses de la ciudad. El plan se basaba en trasladar todo el conocimiento cientifico y filosofico de los griegos y de los arabes al latin.