Es autor de una amplia obra teórica, de la que forman parte los libros La clac y el apuntador y Sin imagen del tiempo (ambos en Abada), Contra el relativismo, Apología del arrepentido, La moral como anomalía, La fábrica del bien, El saldo del espíritu, La excepción permanente, Filosofía de la caducidad, Misión del ágrafo, Teoría del súbdito, Manifiesto antivitalista y Signos de contrabando. Trabaja como profesor universitario de filosofía en Madrid desde 1992.
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La modernidad póstuma nació en algún momento cercano a 1989, cuando se empezó a sospechar que la caída del imperio soviético, la revolución digital y el auge de lo que perezosamente se llama neoliberalismo dibujaban una constelacion cuyo desciframiento podia ocupar varios siglos. Que la modernidad presente sea postuma no significa que lo moderno haya muerto, sino que, por mucho que acelere su ritmo de innovaciones, cada una de ellas esta condenada a aparecer como algo ya visto. Si, desde su inicio, los tiempos modernos consistieron en una sucesion de combates entre el puritanismo y el libertinaje, la nuestra es la epoca en que esa pugna se ha cancelado, obligandonos a todos a ser puritanos y libertinos a la vez. Segun se sostiene en este libro, aquello que la epoca dice de si misma es un engaño que, sin embargo, se hace verdad cuando supersticiosamente se da por bueno. Desde un punto de vista deudor del averroismo, se ofrece aqui una teoria del tiempo presente que recupera la tradicion de la critica de la ideologia e intenta desacreditar el correoso mito de una sociedad del conocimiento.
La modernidad tardía produce aceleradamente toda clase de imágenes, pero no está claro que sea capaz de representarse a sí misma en alguna forma merecedora de atención. Esto último les ha ocurrido, desde luego, a todas las epocas, aunque todavia esta por