La cocina del Monasterio de las MM. Franciscanas Clarisas de Santa Isabel, situado en el centro de Valladolid, huele a dulce, a azúcar tostado, a canela, a esencias... a horno antiguo. De sus manos y del milagro cotidiano del trabajo con la harina y el azucar, de las yemas y la manteca, salen cada dia dulces, rosquillas, magdalenas o cañas que tienen el sabor de lo artesano. Dulces y postres de las monjas contiene mas de 150 recetas que forman parte del recetario y la tradicion repostera conventual. Se encuentran organizadas en varios capitulos dedicados al obrador del monasterio, los dulces de Navidad y Semana Santa, las tartas, bizcochos y hojaldres, las cremas y natillas y los dulces del santoral. El secreto de estas recetas se basa en el amor por las cosas bien hechas. Junto a los dulces y los postres aparecen una serie de oraciones y maximas cristianas con el humilde proposito de ayudar a quien las elabora a tener un punto de apoyo espiritual en su quehacer cotidiano. Un libro practico que recupera los sabores autenticos y tradicionales de la reposteria monacal.
He aquí una nueva edición de las Obras Completas de Sor Isabel de la Trinidad. Por sus Introducciones y Notas, así como por su nueva traducción, podemos hablar en serio de una edición que supera a las anteriores. Y una vez con ella en nuestras manos, convenzamonos de que nada como los escritos de esta joven artista, carmelita descalza recientemente beatificada, y ya consagrada maestra espiritual, para recordaros ese don y tarea que tenemos para ser alabanza de gloria de la Trinidad, sosteniendonos en dialogo permanente con Ella dentro de ese cielo interior que para ella es nuestra alma.
La belleza nos habla de Dios, pero ésta no es más que el anuncio de lo que ha de ser. Para sor Isabel de la Trinidad es un valor de signo, una invitación a la caridad, la misma que ejercieron los hombres y mujeres cuyos rostros plasmaron los artistas. La mirada al contemplar un cuadro o una escultura no es solo memoria de la historia ni veneracion de imagenes caducas del pasado. Al meditar frente a una obra de arte se nos abre la esperanza; porque el arte, para un creyente, es una invitacion a la esperanza, a creer que algun dia trascenderemos todas las cosas en Cristo. La experiencia de vida contemplativa es una experiencia vital. ¿Que ha podido admirar en esta vida sor Isabel en la quietud del claustro sino la belleza, el bien y la verdad? En las paginas de este libro la armonia entre ambas se expone en las meditaciones serenas y conmovedoras que aparecen junto al comentario de cuadros significativos de la historia del arte, que despiertan la conciencia de una vida de oracion abierta al mundo, a los demas y a Dios. Meditar con los cuadros es el testimonio de una mujer de vida sencilla que, cautivada por la Belleza de Dios, se abandona para hacer de su vida un canto armonioso de esperanza, armonia, compromiso y fe.