En El hombre encuadernado se presenta la recreación de una enfermedad, del síndrome Balmesano, también conocido como síndrome de lectura compulsiva. Se trata de una enfermedad mental que habitualmente los especialistas dividen en tres fases. La primera se caracteriza por un fervor irracional hacia los libros, que suele conllevar misantropia, alteraciones de la sensibilidad, introversion aguda y fracaso escolar. La segunda se explica cuando el adicto empieza a relacionar cada suceso de su vida con los libros que ha leido, de tal forma que la realidad pasa a llamarse literatura. La tercera fase se define porque el enfermo cree que la realidad es una novela de la que el es el protagonista, una novela que escribe un autor desconocido. Las consecuencias de esta clase de alucinaciones son impredecibles. El sindrome Balmesano se vuelve cronico en un estado de desarrollo avanzado. Cualquier lector despreocupado es un enfermo potencial. El hombre encuadernado es una novela, pero no lo parece. Quiza porque su protagonista esta dispuesto a rebelarse contra la novela de su vida, a quemar este libro, a perseguir al autor hasta encontrarlo.