La protagonista de esta comedia adquiere de golpe y porrazo una insólita facultad: se expresa con una rica y erudita sintaxis tras sufrir un accidente. A partir de ahí Ernesto Caballero alumbra un personaje fascinante, un vigilante del lenguaje que en su
La protagonista de esta comedia adquiere de golpe y porrazo una insólita facultad: se expresa con una rica y erudita sintaxis tras sufrir un accidente. A partir de ahí Ernesto Caballero alumbra un personaje fascinante, un vigilante del lenguaje que en su celo por la perfecta expresion corrige obsesivamente el habla de todos los que le rodean. Todo ello da lugar a situaciones comicas e hilarantes, a la vez que anima la reflexion sobre el uso actual que hacemos del lenguaje. La gramatica, como dice su autor, tiene algo de parabola distopica y mucho comedia vitriolica sobre los limites del lenguaje, esos mismos que, segun Wittgenstein, coinciden con los limites de nuestro mundo".