El rechazo a mencionar las raíces cristianas del Viejo Continente en la Constitución Europea es un síntoma inquietante de una situación muy generalizada sobre la condición de los derechos humanos. La Iglesia catolica, defensora siempre de los mas debiles, se ha convertido, paradojicamente, en el principal enemigo de quienes supuestamente defienden estos derechos. De este contrasentido, de sus razones y consecuencias y de otros temas referentes a los derechos humanos se ocupan Eugenia Roccella y Lucetta Scaraffia, en Contra el Cristianismo. Los derechos humanos, a los que hacen referencia todas las organizaciones internacionales, no se encuentran a comienzos de siglo XXI, en las mismas condiciones que estaban hace mas de medio siglo cuando se promulgaron en la sede de la Naciones Unidas. Han ido perdiendo a lo largo de los años su caracteristica originaria de codigo etico y su relacion con la Revelacion judeo-cristiana y con todo rastro de religion monoteista. En estas paginas, se denuncia como poco a poco se han convertido en la base ideologica de un relativismo totalitario que busca eliminar toda referencia a un derecho natural. Ellos mismos se han erigido en una especie de religion laica, de derecho positivo, sobre la que no hay nada parecido a un referente superior al que apelar en caso de conflicto. Ellos son su propio fundamento, la norma organizada de la nueva conciencia colectiva, que es tal en cuanto negociable y modificable. Muchos son los delitos que se estan cometiendo en defensa de ciertos, asi llamados, derechos y en nombre de la dignidad humana. Este libro es una llamada a la toma de conciencia de que las cuestiones que aqui se debaten nos afectan a todos y de todos son tambien responsabilidad.