Fernando Moreno Cuadro

El cuarto tomo de la serie de Iconografía teresiana está dedicado a la Iconografía de los reformadores descalzos y la estampa alegórica, ofreciéndose en la primera parte una visión de la configuración de las imagenes teresianas, incidiendo en los festejos de beatificacion, canonizacion y copatronazgo de santa Teresa junto a Santiago. El segundo capitulo esta dedicado a la iconografia teresiano-sanjuanista, que se completa con las obras que recogen su presencia en las series del primer descalzo. La tercera parte esta dedicada a la estampa pedagogica y conceptual. El Carmelo teresiano es una de las ordenes religiosas mas participativas de la cultura emblematica que tan amplio desarrollo tuvo en la Edad Moderna.

El tercer volumen de la serie de Iconografía teresiana está dedicado a los más importantes y difundidos temas, De las visiones a la vida cotidiana, comenzando por la humanidad de Cristo, a la que se dedica un capítulo tras analizar el valor de las imágenes artísticas y visionadas para santa Teresa.

La importancia de la obra artística se amplifica considerablemente cuando se atiende a su verdadero valor como contenedora de significados y en la valoración de ese aspecto fundamental para la Historia de la Cultura se centran la iconografia y la iconologia, que son materias fundamentales en los Grados de Historia del Arte.Los niveles de significacion son muy diferentes, no solo dependiendo de los emisores sino tambien de los receptores y de su nivel de implicacion con la obra, teniendo en cuenta asimismo las variadas lecturas de la misma, desde el punto de vista formal o fase preiconografica a la lectura iconologica que pueden trabarse, pudiendo llegar al espectador solo una parte de los significados en funcion de su interes por el conocimiento de la creacion artistica y de su preparacion para lograr aprehenderla en su totalidad.Todo ello, favorece la complejidad y contribuye a la diversidad de lecturas, la mayoria de ellas validas si nos situamos en el lugar del receptor. A ello, habria que añadir el contexto, el cual es esencial para la experiencia recreadora de una obra de arte', en la que, ademas de la sensibilidad, adiestramiento visual y bagaje cultural, es basico conocer las circunstancias que la rodean para conseguir una valoracion lo mas objetiva posible (Panofsky, 2008: 31-32), pero es dificil prescindir de la implicacion personal argumentada por Gombrich, quien abordo las limitaciones de la iconografia (1983: 12-51), secundadas puntualmente por Moralejo (2004: 63-80), quien comienza su texto advirtiendo del peligro del "integralismo de la interpretacion, señalando que sin una pequeña dosis del mismo no "es posible una iconologia", subrayando que la intuicion puede poner "en la pista del hilo programatico que corresponderia establecer a la sintesis iconografica" (p. 64).