Francisco Giménez Gracia

El presente volumen recoge un puñado de aforismos duros, libres y plenos de humor amargo. El primero de ellos dice así: Cuenta un mito sintoísta que el tiempo surgió en el momento en que la diosa Amateratsu abandono su escondite para contemplarse en un espejo. Que la creacion sea un acto de vanidad, parece logico, pero me gustaria a mi saber que mancha, que excrecencia, que espanto contemplo la diosa en su espejo como para que se le despertara el rencor suficiente para crear esta disfonia que nos rodea. De entonces aca, todos los emperadores del Japon pasan la noche de su coronacion en el interior del templo que guarda el espejo terrible, y alli se asoman a su reflejo, como hizo la diosa, para que el pecho se les llene del furor imprescindible para dirigir un imperio. El resto del libro nos invita a adentrarnos en esa excrecencia y a disfrutar de ella.

El protagonista de Sacristanes y Proxenetas, profesosr de filosofía en Murcia, recibe una carta en la que una alumna le pide que acuda a un bar para explicarle un problema que la llena de angustia. Sin embargo, la chica no acude a la cita. Al dia siguiente, el profesor lee en la prensa que su alumna ha aparecido muerta. La policia habla de suicidio, pero alguien parece haber visto algo que apunta a hipotesis menos amables. A partir de ese momento, el protagonista se vera arrastrado por una trama oscura, que huele a sangre inocente, a sotana sucia y a intereses bastardos, y de la que nadie lograra salir indemne. Sacristanes y Proxenetas pertenece, o quizas inagura, un genero que podriamos denominar "Novela Negra Huertana". El jurado del Premio Vergas Llosa de Novela 1997, ha destacado la calidad literaria de esta obra, asi como el sentido del humor y el desparpajo con el que se describen los rincones mas turbios de una pequeña ciudad a la que tambien alcanzan las tormentas eticas del siglo.

La Filosofía, cuando se aborda con voluntad de verdad, es, a un tiempo, curiosa, medicinal y guerrera. Son pocos los autores que consiguen equilibrar estos tres ejes del filosofar y menos aún los que logran que su obra llegue al gran publico. En nuestro pais Fernando Savater ha sido, sin duda, el primer filosofo que se ha atrevido a ejercer su oficio con un impecable rigor categorial, con la saludable virtud de inmunizar, con un inmenso coraje civico y con una deliciosa vocacion de gustar. Como resultado, su obra ha calado por igual en el ambito academico y la sociedad. Este volumen reune a un grupo de filosofos e intelectuales que reflexionan sobre diversos aspectos de las indagaciones filosoficas de Savater. Leidos en conjunto, los textos nos ayudaran a comprender la magia presente en la obra de un hombre que ha alcanzado la cima del magisterio filosofico: conseguir que centenares de miles de sus lectores se conviertan en los heroes de su propia libertad.Una celebracion apasionada y lucida de la filosofia de Fernando Savater.

Nueva edición de esta obra que a partir de una reflexión sobre lo que guisamos y sobre las manías culinarias de los rgandes pensadores, nos invita a ver con ojos nuev

Tahúres, faquires, mandarines, genios, alcahuetas, buscadores de oro, asesinos, alquimistas, hechiceras y peluqueras protagonizan un puñado de narraciones muy diversas de tono y extensión: cuentos, relatos y microrelatos sensualones policíacos, bíblicorecreativos, fantásticos, históricos, e incluso un cuento chino se unen en esta silva devaria intención. Todos ellos, eso sí, comparten la misma voluntad de no resultar edificantes y desprenden el mismo perfume suave y fresco del libertinaje. Ser un libertino supone sacudirse la moralina, armarse de alegría, tomar distancia del mundo, abominar de lo solemne, combatir la tristeza, esquivar la mojigatería y recuperar el sentido del placer; un placer que es libidinoso, por supuesto; pero que también disfruta de la risa franca, de la ironía agriduce, de la lucidez fría, de la narración valiente, de la música de las palabras, de la lectura amena, de la literatura amable.

La educación moral de una sociedad depende de los relatos que estimulan su fantasía. Por eso la etica occidental debe tanto a sus novelistas. Siglos antes de que apareciera la novela, la literatura antigua ya contaba con textos en los que fulgian como el bronce los ideales que aun hoy inspiran y promueven el progreso moral. Por El fulgor del bronce desfilan los viejos heroes homericos, la reina Tomiris, San Alejo Mendigo, los sabios del Talmud, un grupo de valientes samurais y hasta algun rey de los vikingos, en cuyas gestas y aventuras se entretejen los ideales que inspiran las mejores virtudes de la Civilizacion. Una indagacion en esa frontera fertil en que la filosofia se funde con la literatura; un ensayo ameno, chispeante, escrito en prosa clara y tersa, y concebido para el puro disfrute de todos cuantos amen la lectura.