Francisco Letamendia Belzunce

Este volumen trata, en el marco teórico de la Ciencia Política, de la situación en el último medio siglo del mundo del trabajo y de sus protagonistas, sindicatos y organizaciones empresariales, así como de sus agentes reguladores: Estado, organismos internacionales, actores civiles e instituciones locales... Explica como los sindicatos han pasado en este periodo por dos fases: de socios necesarios del pacto tripartito fordista, a la erosion sindical posfordista actual fruto de la deslegitimacion neoliberal, la individualizacion de las relaciones laborales, la segmentacion del mercado del trabajo, los pactos empresas-Gobiernos excluyentes de la parte social... La escala de regulacion del trabajo, antes sobre todo estatal, se ha abierto a la multiplicidad y simultaneidad de las distintas escalas espaciales: global, estatal, regional/local... Cobran importancia en este mundo los nuevos movimientos sociales, que asumen la defensa del medio-ambiente y de los colectivos laborales discriminados: mujeres, jovenes, inmigrantesm etc. De ahi la division del libro en tres partes: Actores Colectivos, Regulacion del trabajo y Movimientos Sociales.

Esta obra trata sobre uno de los períodos más convulsos, creativos y fascinantes de la historia de Occidente, el que va del Renacimiento a 1789. La unidad de Imperio e Iglesia se desmoronó, pero los protestantes acabaron protegiendose del Vaticano y el imperio de los Austrias poniendose bajo la proteccion de los nuevos Estados. A los principios religiosos sustituyo el Estado Leviatan, cuya autoridad procedia del poder de librar a sus subditos del temor a perder la vida, por lo cual le debian obediencia absoluta. El Estado pre-moderno se alio con sus respectivas confesiones para controlar la vida de sus subditos. Pero el Leviatan no reinaba sobre un amasijo de individuos, sino sobre una sociedad formada por clero, nobleza y burguesia. La Ilustracion combino en el siglo XVIII el optimismo racionalista con los principios de libertad e igualdad. Este nudo de conflictos estallara en 1789 con la Revolucion Francesa.

Si el siglo XIX fue hijo de la Revolución Francesa, tambien lo fue del descubrimiento decepcionante de que el sueño rousseauniano de libertad, igualdad y fraternidad podía convertirse en la pesadilla de la represion impuesta por un centro de poder supuestamente omnisciente. El triunfo y caida de Napoleon fue el primer ejemplo. La Revolucion Industrial inglesa trajo consigo la creacion de hombres practicos propietarios de una unica mercancia: su fuerza de trabajo. Milagrosa mercancia pues, contrariamente a las demas, creaba valor que quedaba en manos de los capitalistas en vez de en las del propio trabajador. Estos astutos “entrepreneurs” llenaron los campos y afueras urbanas de hilanderias que habian conciliado su produccion mecanizada con la actividad manual de sus operarios; mientras que con sus locomotoras y barcos de vapor hacian de Inglaterra la reina de los mares durante todo el siglo.

A fines del siglo XIX la voracidad capitalista del Estado-nación occidental se proyectó hacia dentro, amalgamando sus partes en el espejismo de una gran nación en la que comulgarían magnates y desposeidos. Pero tambien proyecto su fuerza expansiva hacia todo el mundo no occidental, al que colonizo. Al mismo tiempo atizo las llamas de dos colosales conflictos: el derivado de la agresion colonial, y el que enfrento sangrientamente a principios del siglo XX a las potencias. Los capitalismos de Estado dirigieron sus esfuerzos a convencer a sus masas desposeidas de que ese giro les traeria gloria fuera y bienestar en casa. Con ello se atizaron otros macro-conflictos entre los poderes coloniales europeos por conquistar la hegemonia, a los que pronto se sumaron los Estados Unidos.