La lucha por la libertad, igualdad y dignidad ha sido una constante histórica en el devenir de la cultura occidental, especialmente desde la modernidad hasta nuestros días. De hecho, tras la cruenta e ignominiosa Segunda Guerra Mundial, la Organizacion de las Naciones Unidas, a traves de la UNESCO, adopto y proclamo en 1948 la Declaracion Universal de los Derechos Humanos, que erigia estos principios como derechos basicos, inalienables, fundamentales. Sin embargo, los reiterados casos de coercion y privacion de libertad, el incremento progresivo de prejuicios y de actitudes discriminatorias, o los continuos atentados contra la dignidad humana, no solo no han cesado desde entonces sino que siguen acechando y proliferan por doquier. Tanto en los paises de escasa experiencia democratica como en los tradicionales Estados de Derecho. Realmente, y a decir verdad, hemos progresado muy poco en el gradode compromiso politico asi como en la proteccion juridica efectiva, de esos derechos reconocidos como fundamentales, para alcanzar una vida mas digna. Porque tal y como la historia acredita fehacientemente, en la pugna social entre principios, valores y derechos por una parte, y la realidad impregnada de intereses y expectativas por otra, esta ultima acaba prevaleciendo lamentablemente e imponiendose, si es preciso, por la fuerza, y erigiendose una y otra vez en soberano supremo, tanto de monarquias como de republicas. En ultima instancia, como señala N. Bobbio, la igualdad constituye el sueño de muchos, pero al mismo tiempo sigue siendo tambien la pesadilla de unos pocos...
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