El lector tiene ante sí el volumen que da cierre a una antología de textos sobre el arte del actor constituida en su mayoría por testimonios de los propios intérpretes, reflexiones, relatos y normas sobre su propio trabajo. Si la primera entrega partia desde la Grecia antigua hasta mediados del siglo XIX y la segunda nos conducia hasta los albores del siglo XX, corresponde a esta tercera situarnos a las puertas del nuevo siglo. Reflejo de la epoca de sincretismo y de mestizaje cultural que vivimos, en este volumen encontramos una diversidad de estilos, opiniones, culturas y esteticas mayor aun que en los dos anteriores. Esto se debe a que a lo largo de las ultimas decadas se han acortado las distancias entre paises y culturas gracias a los avances en los medios de transporte y los medios de comunicacion. El ejemplo mas claro lo tenemos en la irrupcion de las tecnicas interpretativas orientales en la puesta en escena occidental. Lo que Meyerhold, Mei Lan Fang y Artaud iniciaron en el teatro occidental fue mas tarde desarrollado y enriquecido por otros: Peter Brook, Jerzy Grotovski, Eugenio Barba, The Living Theatre, Ariane Mnouchkine... Asi, quien recorra con atencion los articulos escritos por Cicely Berry, Yoshi Oida, Jean Luis Barrault o Roy Hart seguramente percibira un intento de regresar a visiones del universo alejadas de la realidad palpable.
Este segundo volumen de Actores y actuación recoge reflexiones sobre la interpretación actoral a cargo de actores, directores y teóricos nacidos entre 1863 y 1914, es decir, desde Stanislavski a Alec Guinness. Stanislavski fue el primero que sistematizo una serie de tecnicas y recursos actorales aplicados hasta entonces de forma bastante intuitiva; tambien fue el primero que organizo un sistema pedagogico y un entrenamiento fundamentados en ejercicios de aplicacion universal, pues anteriormente a el la transmision de conocimientos se hacia basicamente del actor veterano al actor principiante, y casi siempre a partir de la imitacion del actor veterano. El sistema creado por el director y pedagogo ruso resulto ser tan solido que provoco la aparicion de otros sistemas, algunos de ellos opuestos frontalmente al suyo, dando lugar a una extraordinaria diversidad de tecnicas y escuelas. Entre ellas cabe destacar a Richard Boleslavski, defensor de la reflexion y la introspeccion psicologica perfectamente estructurada en una bateria de ejercicios; a Evgueni Vajtangov, partidario de una escuela y un metodo; o a Bertolt Brecht, enemigo de la identificacion con el personaje. Incluso dentro del mismo pais y la misma epoca se puede comprobar que, tras la exigencia de pensar en lo que se esta haciendo en escena, caracteristica de Lee Strasberg, unas pocas paginas mas adelante nos espera Sanford Meisner, quien exige a sus alumnos dejarse llevar por el primer impulso emocional. Y, por supuesto, tambien descubrimos a partidarios del eclecticismo y de probarlo todo, como Igor Ilinski, el actor de Meyerhold para quien cualquier metodo es bueno con tal de que ayude al actor a encontrar a su personaje y a sentirse a gusto en el.
«Lo que el lector tiene en sus manos es un material documental del que tal vez no pueda decirse que ha sido largamente deseado por los profesionales y estudiantes de teatro, pero sí cabe afirmar que