Filosofías del siglo XX traza un recorrido singular, otro más tal vez, por una herencia controvertida de la que en cierto modo resulta imposible apropiarse, ni siquiera hacerse cargo. No sólo ya por su enorme dispersion y pluralidad en los planteamientos teoricos, sino por la inusitada violencia de un periodo revuelto de la historia que se nos impone en su distante inmediatez con el aplastante peso de una memoria que se dice patrimonio y legado nuestro, pero que no hemos elegido. Lo que si esta en nuestra mano es contarla, con la fidelidad y veracidad que permite el hecho de que todo recuerdo esta empapado de afectos, es encubridor, rememorador de traumas no acontecidos, forjador de la novela familiar filosofica de todo un siglo. Un recuerdo restaurador de ideas o sucesos que se toman como verdaderos y que, donde no es capaz de restaurar, reconstruye o inventa. Esto es lo que nosotros recordamos de un siglo de filosofia, en la creencia de que le resultara util a quienes quieran hacerse con nuestra actual situacion filosofica (o deshacerse de ella), sin un excesivo lastre dogmatico, renunciando a una mitologia blanca cuya linealidad, coherencia, ingenuidad o mala intencion se abordan con ironia, algo de culpa (in)consciente y todo el rigor de la Historia de la Filosofia que se puede hacer hoy en nuestro pais sin sonrojarse demasiado.
n una época en la que las apelaciones al nosotros, sea el pueblo, la colectividad o la ciudadanía, son insistentes y necesarias, al igual que los intentos por dotar a este concepto de una eficacia