Juan Cruz dedica este ensayo a buscar el verdadero valor de la sinceridad, a menudo perdido entre tópicos y contradicciones. Durante la infancia somos sinceros por naturaleza y durante la juventud por necesidad, pero en algun momento decir la verdad empieza a darnos verguenza. Entonces, la sinceridad se convierte en sintoma de educacion o incluso de hipocresia mientras gana importancia en las relaciones sociales, eticas, artisticas e individuales.Este libro redefine la sinceridad para recuperar su autentica importancia desde el analisis de valores como la naturalidad, la bondad, el respeto, la verdad y la confianza. El autor completa la obra con una recopilacion de citas sobre la sinceridad y un apasionante dialogo sobre el tema con Emilio Lledo, uno de los filosofos españoles mas importantes de nuestro tiempo.Huyamos del sincero, desconfiemos de la honestidad de sus juicios, vivamos alerta...
Cuando en 1971 Juan Cruz publico esta «Crónica de la nada» creó un estilo muy personal que llegaría a su culminación con «Exceso de equipaje». En esta edición ampliada con un epílogo donde el autor d
20 años en la vida de una redacción. Crónica de El País que desde 1976 tomó el pulso a una etapa política de excepción: la muerte de Franco, el tránsito hacia la democracia. Secretos y pormenores de la vida dentro de la redacción, narración amena y reveladora, también nostálgica.
Un texto donde la trabazón entre memoria y ficción nos ofrece, aparte de una pieza narrativa de indudable calidad, un perfil cercano, íntimo y excepcional de algunos de los creadores literarios más eminentes. Esta novela narra el transito del vertigo a la serenidad. El protagonista, con la memoria como superviviente del pasado, lucha por recuperar la tranquilidad de conciencia. El recuento de su vida es un viaje desde la ignorancia al misterio. Y solo el mar dara respuesta a su desasosiego, cuando su inagotable movimiento se imponga a la quietud de la muerte.
En Una historia pendiente, de Juan Cruz, se desarrolla una conversación especialmente significativa entre un hombre y una mujer. Años de ruptura y separación les han distanciado. Necesitan contarse una historia, quiza la ultima, quiza la de ellos mismos. Juan Cruz construye esta novela dialogada bajo la metafora del espejo, y el simil de la doble vida.
Recordando una vieja fotografía de la infancia, Juanillo, el protagonista de la novela, da vida a su pasado y profundiza en su memoria como mecanismo de autoconocimiento… Recorre su niñez, en la que observaba el mundo desde la cama donde el asma lo tenía prisionero, y llega hasta su edad madura, cuando convierte el recuerdo en un arma para defenderse, consciente de que el olvido es el peor de los enemigos… Una obra en la que el autor se sirve de la realidad para contar sus obsesiones y sus sueños, y cómo éstos se rompen...
El reverso de la imagen p#blica de un hombre triunfador y sociable, que se muestra aqu# en su soledad esencial. "Solo soy capaz de escribir de lo que me sucede. O de lo que veo. La fotograf#a que ilustra este libro representa la mar en calma. De pronto, esa visi#n que parece la de un alma serena recibe la visita del tiempo, o del dolor, o de la muerte. Y entonces el mar impone su poder de met#fora y deja al hombre solo con su dolor y con su melancol#a. Escribir es tocar el mar cuando se quema. La vida que aqu# se describe est# llena de personajes que forman parte de la memoria herida de quien los recuerda. La ficci#n es un modo de visitar la vida. La realidad da m#s rabia. Con esa rabia visit# el pasado, y lo he tra#do, porque no pod#a traerlo de otra manera, en forma de libro. El retrato desnudo del hombre que soy."Juan Cruz Ruiz
Un intenso rastreo por las calles de la memoria, una sincera cr#nica de la mara#a humana. "Este libro naci# de una mirada, la de mi padre. Vi en ella desolaci#n, el final de la esperanza, la cancelaci#n definitiva de la felicidad. Jam#s he podido olvidar esa mirada. Para entenderla he escrito. Como si fuera una b#squeda del reencuentro con la ansiedad de vivir y ser feliz. Un d#a, en medio de un camino, vi en un espejo oscuro la figura de mi padre. Alc# la mano para saludarlo en medio de la fascinaci#n de lo imposible, y observ# que esa mano me saludaba a m# mismo. Un d#a encuentras siempre la mirada que perdiste." Juan Cruz Ruiz
