Un libro sobre libros que no existen, que jamás han sido escritos, sobre no-libros.Un libro sobre libros que no existen, que jamás han sido escritos, sobre no-libros.Si en su día Raymond Roussel explicoComo escribi algunos libros mios, ahora Marcel Benabou nos cuentaPor que no he escrito ninguno de mis libros, nueva vuelta de tuerca -¿definitiva?- a los libros sobre libros.Este es un libro inclasificable, heterodoxo, lucido, ludico, paradojico y provocador; en una palabra: oulipiano. Es un libro rebosante de preguntas capciosas -¿Que sentido tiene escribir? ¿Quedan cosas sobre las que hacerlo? ¿Se puede aun ser original?-, de ideas brillantes, de sugerencias y seducciones. Es, en definitiva, un libro sobre la literatura, su imposibilidad y la necesidad de reinventarla. En la estela de otros ilustres oulipianos -Queneau, Perec, Calvino, Harry Mathews -, Marcel Benabou juega a inventarse una literatura imposible. El suyo es un libro sobre libros que no existen, que jamas han sido escritos, sobre no-libros; lo que aqui se nos propone es una escritura sobre la pagina en blanco, un laberinto borgiano en el que perderse para encontrar un nuevo sentido a la creacion literaria, y ademas y sobre todo, una historia de amor -apasionada, arrebatadora, perversa y gozosa -, la de un escritor por su concepcion de la literatura.Como convencerse de que uno no tiene nada que decir, y hacerlo con una rara elegancia; como añadir maliciosamente mas confusion perpetrando un enesimo libro que se toma a si mismo como sujeto, todo eso y mil cosas mas. Marcel Benabou lo ejecuta con brio y con una factura clasicamente exquisita (L''Evenement de Jeudi).No es un azar que Marcel Benabou sea un discipulo de la capilla oulipiana, en la que Queneau es el padre si no el dios, Perec el profeta y Calvino uno de los papas (lean Avezou,Les Nouvelles d''Orleans).Con una ironia absolutamente socratica, Marcel Benabou llena su vacio y, en la misma jugada, nos reconcilia con la literatura, ese arma contra todas las agresividades (internas o externas), ese remedio contra la desesperacion (Michel Grodent,Le Soir).En un centenar de esplendidas paginas escritas con un consumado arte de la manipulacion del lector, Marcel Benabou se impone no solo como un excepcional mago de la logica y de la palabra, sino tambien, y sobre todo, como un verdadero artista de la lengua. Y todo ello -colmo de la ironia- fingiendo confesar su ineptitud para la escritura (Philippe Maniere, Le Quotidien de Paris).
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