Las características que conforman la feminidad y la masculinidad aparecen como un principio universal, eterno y repetido a lo largo del tiempo. De manera que un aspecto de la sociedad actual, que ha perdurado desde los albores de la humanidad, es que toda persona ha de poseer, como rasgo principal de su identidad social, un genero unico y verdadero. Sobre este particular destacan las palabras de Simone de Beauvoir, para quien basta transitar con los ojos abiertos para comprobar que la humanidad se divide en dos categorias de individuos, cuyas ropas, rostros, cuerpos, sonrisa, aire, intereses y ocupaciones son manifiestamente distintos; tal vez se trate de diferencias superficiales; tal vez esten llamadas a desaparecer. Lo cierto es que por ahora existen con categorica evidencia.Evidencia que, mas de cincuenta años despues de que se escribieran estas palabras, se sigue cumpliendo. Ademas estas evidencias diferenciales se imponen a las personas, de manera que, con mucha frecuencia, llevamos a cabo aquellas acciones que se consideran apropiadas para nuestro genero de pertenencia, al tiempo que otras vivencias y experiencias se mantienen fuera de nuestro marco de actuacion por ser consideradas como algo propio del otro genero.