Maurice Merleau-Ponty

Se presentan aquí las notas de trabajo redactadas por Merleau-Ponty para el dictado del curso (1954-1955) «El problema de la pasividad: el sueño, el inconsciente, la memoria». Aborda aquí por primera vez el problema de la pasividad (no concebida como un estado, sino como una modalidad de nuestra relación con el mundo; no como lo contrario de la actividad, sino su reverso), a partir de fenómenos marginales dentro del estudio de la percepción: el dormir, el sueño, los comportamientos llamados inconscientes, el olvido, la memoria. Es esta una propuesta que brinda pocas comodidades: una forma de escritura a ser completada, un pensamiento a proseguir, una sintaxis a reponer. Y por esto mismo, es una invitación a una de las formas más complejas de la experiencia: la experiencia misma del pensar.

En este texto, Merleau-Ponty señala desde el principio que la fenomenología ha tratado siempre de combatir todo irracionalismo y que en ello ha debido entrar necesariamente en diálogo no solo con la historia de la filosofía en general, sino con los diferentes desarrollos de las ciencias y, en particular, de las ciencias humanas. Merleau-Ponty invita, pues a un diálogo abierto, superador e "intencional", en el que las ciencias humanas y la filosofía fenomenológica puedan compatibilizarse y completarse.

Merleau-Ponty foi, ao lado de Sartre, a figura mais representativa do pensamento filosófico francês após a 2ª Guerra Mundial, e que se celebrizou por uma de suas manifestações mais conhecidas: o exis

Maurice Merleau-Ponty enseñó en el Collège de France desde 1952 hasta 1961. Sus cursos no fueron redactados por anticipado. Las notas de que se valía, abundantes o sucintas, sólo le proporcionaban un

El ojo y el espíritu es el último escrito de Maurice Merleau-Ponty. En él, el fenomenólogo de la percepción interroga a la vez la visión y la pintura, buscando nombrar lo que constituye el milagro del cuerpo humano, su animación inexplicable, tan pronto como se entabla su mudo diálogo con los otros, con el mundo y consigo mismo. La filosofía que este pequeño ensayo hace visible es, en palabras de su autor, «la misma que anima al pintor […] en el instante en que su visión se hace gesto, cuando, como dirá Cézanne, el pintor 'piensa en pintura'».

Du grand ouvrage dont rêvait Merleau-Ponty ne restent que cent cinquante pages manuscrites. Quelle est leur fonction : introduire. Il s'agit de diriger le lecteur vers un domaine que ses habitudes de pensée ne lui rendent pas immédiatement accessible. Il s'agit, notamment, de le persuader que les concepts fondamentaux de la philosophie moderne - par exemple, les distinctions du sujet et de l'objet, de l'essence et du fait, de l'être et du néant, les notions de conscience, d'image, de chose - dont il est fait constamment usage impliquent déjà une interprétation singulière du monde et ne peuvent prétendre à une dignité spéciale quand notre propos est justement de nous remettre en face de notre expérience, pour chercher en elle la naissance du sens. Pourquoi est-il devenu nécessaire de prendre un nouveau départ, pourquoi ne pouvons-nous plus penser dans le cadre des anciens systèmes, ni même bâtir sur le sol où nous les voyons, si différents soient-ils dans leur orientation, plonger leurs racines, voilà ce que l'auteur s'efforce de dire tout d'abord. Considérations préliminaires, croirait-on donc. Et pourtant, telle est la nature de l'?uvre que l'initiation est ici décisive, la vérité du parcours anticipée dans la première démarche.