Hay aquí escondida una acusación contra "el déficit de experiencias de la teología", tanto más grave cuanto que si algo hay a lo que deba concederse importancia en la teología es precisamente a la experiencia. Asi pues, ¿que tiene que decir la teologia actual con respecto a la pregunta por el modo en que podrian armonizarse mundo y fe, seguimiento y vida cotidiana, esperanza y experiencia?