Ramon Riera

Cuando nacemos no sabemos cuál debe ser nuestra respuesta emocional a lo que nos ocurre: es algo que aprendemos de nuestros padres y de nuestro entorno. Esas emociones heredadas fueron, durante mucho tiempo, las propias de una especie amenazada que luchaba por la supervivencia, por lo que la obediencia a la autoridad (paterna, religiosa, institucional) estaba por encima de todo, tambien de uno mismo. Por suerte, en las sociedades del bienestar de las ultimas decadas esa necesidad de preservacion ha desaparecido y, al fin, nos es posible expresar la vulnerabilidad, y conectar con las propias emociones y con las de los demas. Desarrollar la empatia, que nos hace mas fragiles, pero que nos permitira ser mejores.

Cuando nacemos no sabemos cuál debe ser nuestra respuesta emocional a lo que nos ocurre: es algo que aprendemos de nuestros padres y de nuestro entorno. Esas emociones heredadas fueron, durante mucho tiempo, las propias de una especie amenazada que luchaba por la supervivencia, por lo que la obediencia a la autoridad (paterna, religiosa, institucional) estaba por encima de todo, tambien de uno mismo. Por suerte, en las sociedades del bienestar de las ultimas decadas esa necesidad de preservacion ha desaparecido y, al fin, nos es posible expresar la vulnerabilidad, y conectar con las propias emociones y con las de los demas. Desarrollar la empatia, que nos hace mas fragiles, pero que nos permitira ser mejores.

L'herència emocional explica d'una manera reveladora quins són els llaços familiars i socials que condicionen des de la infància els nostres sentiments. Fa tan sols unes dècades donar una bufetada al

La revolución de la empatíaCuando nacemos no sabemos cuál debe ser nuestra respuesta emocional a lo que nos ocurre: es algo que aprendemos de nuestros padres y de nuestro entorno.Esas emociones heredadas fueron, durante mucho tiempo, las propias de una especie amenazada que luchaba por la supervivencia, por lo que la obediencia a la autoridad (paterna, religiosa, institucional) estaba por encima de todo, tambien de uno mismo. Por suerte, en las sociedades del bienestar de las ultimas decadas esa necesidad de preservacion ha desaparecido y, al fin, nos es posible expresar la vulnerabilidad, y conectar con las propias emociones y con las de los demas. Desarrollar la empatia, que nos hace mas fragiles, pero que nos permitira ser mejores.