Madrid se rendía al jolgorio, al desenfreno durante unos pocos días al año. Eran las fiestas de siempre, las tradicionales y las profanas, aquellas en que la penitencia o las ganas de divertirse prolongaban estos días de asueto. Sin embargo estos festejos tradicionales han sufrido, inevitablemente, altibajos en su celebración, a veces causados por el apoyo o la prohibición de las instituciones oficiales, pero que, en definitiva, son la respuesta de los propios ciudadanos. Algunas fiestas consideradas como las más importantes de un siglo, en el siguiente son pasto del olvido; otras que se inventan de un día para otro llegan a ser tan famosas que anulan a las restantes. En otros casos el mismo crecimiento de Madrid, su rápida y constante urbanización ha transformado el festejo, de una romería se pasa a celebrar una verbena, o se cambia el lugar de celebración. Pero, en general, las fiestas tradicionales perduran a lo largo de los siglos, aunque la forma de celebrarlas varían tanto que mucho nos cuenta identificar aquellas descripciones de Lope de Vega o de Solana con las nuevas maneras de divertirnos. Esta inevitable consecuencia hace, incluso, más interesante considerar las antiguas costumbres aunque no se pretenda con ello añorar los viejos tiempos sino conocer a nuestros antepasados, que nos legaron sus costumbres ancestrales. Lo que se refleja en esta selección de fiestas de tradición madrileña es conservar esta memoria histórica que, en muchos casos, podemos decir, aún reconocemos por los intentos que en esta última década se ha llevado a cabo por parte de instituciones oficiales y asociaciones vecinales y culturales, en un intento de recuperar para Madrid esas típicas tradiciones.
El Paseo del Prado, la Plaza de Oriente o el Retiro han sido y siguen siendo lugares tradicionales de reunión de los más pequeños. Sin embargo, hasta no hace mucho, cualquier calle o plazuela servían de escenario para los más insólitos juegos infantiles. Desde las correrías de los chiquillos jugando a justicia y ladrones, hasta el imperecedero del corro que empleaba en sus letras romances, seguidillas y coplas tradicionales, pasando por las vueltas del corro. Todos llenaban las calles de Madrid con sonidos entrañables que recordaban los dramas de los "cantares de ciego", las letrillas y músicas de los cuplés de moda o la triste historia de la muerte de la reina Mercedes. Tal vez sean estos los juegos más conocidos por todos porque sus reglas y sus canciones han ido pasando de padres a hijos. Sin embargo, otros muchos han caído en el olvido, otros se han reconvertido y muchos han surgido en estos pocos años. Intentamos aquí mostrar esta variada tradición y recordar cómo la imaginación popular creaba con muy pocos medios cientos de juegos que entretenían a los chiquillos de todas las edades.