Wolfhart Pannenberg

Al ofrecer unidos los temas de la ética y la eclesiología, este libro supone que la doctrina de la Iglesia y su presentación tienen que integrarse en el contexto más amplio de los interrogantes éticos sobre la sociedad, el estado y el derecho.

Este libro es una peculiar historia de la filosofía. Platón y Aristóteles, la Stoa y la Escolástica, el giro de la edad moderna, representada por Descartes y Locke. El criticismo de Kant, padre de la cara y la cruz del gran idealismo (Fichte, Schelling, Hegel; Feuerbach, Marx, Kierkegaard), y, finalmente, los filósofos del hombre (Nietzsche, Heidegger, Scheler, Bergson) y de la naturaleza (Whitehead). Todos tienen algo en común que les permite integrar una misma historia. Pero no una historia cualquiera, puesto que su motor es la idea de Dios. Cuando un sistema filosófico interacciona con esta idea fontal, entra necesariamente en un proceso imparable de reordenación de sus elementos, hasta lograr de nuevo su equilibrio: en unos casos, afirmando a Dios, en otros, negándolo, y en otros, como silencio o indiferencia. Teología y filosofía siempre se necesitan para ser.

El volumen que cierra este grandioso proyecto teológico se ocupa de la Eclesiología, ámbito en el que quedan integradas la doctrina de los sacramentos y la del ministerio ordenado, pero también trata de la existencia cristiana individual (fe, gracia, justificacion) y de la Escatologia.

La exposición sistematica de toda la teología, indicada en el primer volumen con la doctrina sobre Dios propiamente dicha, se prosigue aquí con la teología de la creación, la antropología , la cristologia y la soteriologia. Todos estos temas son tratados a modo de desarrollo de la idea trinitaria de Dios.

Primer volumen de una síntesis de toda la Dogmática, cuya perspectiva central es la cuestión abierta de la verdad de la doctrina cristiana.

Este libro es una peculiar historia de la filosofía. Platón y Aristóteles, la Stoa y la Escolástica, el giro de la Edad Moderna, representada por Descartes y Locke. El criticismo de Kant, padre de la cara y la cruz del gran idealismo (Fichte, Schelling, Hegel; Feuerbach, Marx, Kierkegaard), y, finalmente, los filosofos del hombre (Nietzsche, Heidegger, Scheler, Bergson) y de la naturaleza (Whitehead).Todos tienen algo en comun que les permite integrar una misma historia. Pero no una historia cualquiera, puesto que su motor es la idea de Dios. Cuando un sistema filosofico interacciona con esta idea fontal, entra necesariamente en un proceso imparable de reordenacion de sus elementos, hasta lograr de nuevo su equilibrio: en unos casos, afirmando a Dios, en otros, negandolo, y en otros, como silencio o indiferencia. Teologia y filosofia siempre se necesitan para ser.