En este volumen (I) el autor hace una introducción directa y clara de los temas, relata casos reales y llega a una conclusión que llama la atención por su actualidad. En algunos de los casos expuestos se ha reservado algunos de los nombres de las personas a las que les ocurrieron esos eventos, y en algunos casos los de aquellos que se los proporcionaron."A menudo se pregunta: ¿Cree usted en las profecias y los milagros? Si y no, se puede responder; eso depende. En general, si; sin duda creemos en ellos, y no somos del numero de los que "se complacen", como dijo Fenelon, "en rechazar como fabulas, sin examen, todas las maravillas que Dios hace". Pero si se llega a lo particular, y se dice: ¿Creeis en tal revelacion, en tal aparicion, en tal curacion? aqui es donde nos corresponde no olvidar las reglas de la prudencia cristiana, ni las advertencias de la Sagrada Escritura, ni la enseñanza de los Teologos y de los Santos, ni, finalmente, los decretos de los Concilios, y los motivos de esos decretos. ¿Ha hablado la Autoridad competente? Si ha hablado, inclinemonos con todo el respeto debido a los juicios eclesiasticos graves y maduros, aun cuando no esten revestidos de autoridad infalible; si no ha hablado, no seamos de los que rechazan todo con espiritu partizano, y quieren imponer a todos esta incredulidad; ni de los que admiten todo a la ligera, y quieren igualmente imponer su creencia; seamos cuidadosos al discutir un hecho particular, para no rechazar el principio mismo de lo Sobrenatural, pero tampoco cerremos los ojos a la evidencia del testimonio; seamos prudentes, hasta el mas cuidadoso escrutinio -el tema lo requiere, las Escrituras lo recomiendan-, pero no seamos escepticos; seamos sinceros, pero no fanaticos: ese es el verdadero medio. Y no olvidemos que la mayoria de las veces el camino mas seguro en estos asuntos es no precipitarse en el juicio, no decidir tajantemente y afirmar absolutamente; en una palabra, no
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