El escenario de aquel octubre de 1982 en el que el PSOE alcanza el poder no era tan idílico como a veces se ha querido pintar: España sufría la descomposición del partido gobernante, el paro alcanzaba cotas insoportables, la economía atravesaba situaciones de quiebra financiera y obsolescencia industrial, la amenaza golpista no había sido definitivamente conjurada aún, las víctimas del terrorismo se contaban por decenas....