En Barco de Papel, Agustín Cerezo comparte su cartografía personal que parte del amor y del deseo, llena de evocaciones y plena en su manera de mostrar una identidad poética, navegando por mares interiores, por los íntimos paisajes de la naturaleza de quien escribe para pintar con palabras alguna idea o inquietud, una emoción visible, poemas que dicen lo que no se puede decir de otra forma.
Ahí, en la profundidad de lo enunciado, es posible percibir una cadencia de olas, experimentaciones discursivas e imágenes que vuelan la imaginación, una varia invención de juegos poéticos bajo un tono lúdico y coloquial. Se trata, pues, de una exploración a libro abierto, donde las aguas de cada texto conceden el reflejo del autor, así como de quienes sumergen la mirada entre sus páginas. Alejandro von Düben