El tigre de Hircania, compuesto de ensayos dedicados a autores representativos de la tradición angloamericana, puede ser leído como un tributo a la necesidad de asumir el gobierno de los libros una metáfora deudora de la Óbatalla de los libros" como una oportunidad de con un eco de Thoreau anticiparse a la naturaleza. Su maestro y amigo, el filósofo Emerson, situado en el eje del libro, entre su admirado Landor, el transcriptor de las conversaciones imaginarias, y su admiradora, Margaret Fuller, precursora de los estudios de genero en el siglo XIX, declaró que todo escritor tiene el deber de dirigirse, antes que a la generación actual, a la próxima. La suya es otra manera de recordarnos que el efecto de los grandes libros (la lectura creativa o el fruto de la Ócultura", para Matthew Arnold) está aún por descubrir, o que resulta inalcanzado, pero alcanzable.