Primer libro de una serie sobre de monografías literarias por países que El Desvelo Ediciones publicará y que comienza con esta Historia de la literatura argentina contada en una hora, siguiendo el ejemplo del ya clásico que Klabund (Alfred Henschke) escribió sobre la literatura alemana hace casi 100 años. En este caso, dos profundos conocedores de la literatura argentina y argentinos ellos, como los ensayistas, editores y traductores Tomás García Lavín y Andrea Constanza Ferrari, son los encargados de destilar las obras y autores más destacados de la literatura hecha en Argentina o por argentinos, una de las más importantes del mundo. 
	La literatura argentina ha sido uno de los laboratorios narrativos más fértiles del siglo XX, uniendo tradición local y experimentación universal. Su influencia en la lengua española es decisiva, al haber generado autores y obras que redefinieron tanto el canon latinoamericano como el horizonte de la narrativa hispánica moderna.
	Argentina tiene hitos literarios que marcan su identidad desde Sarmiento con Facundo hasta Ricardo Piglia, quien, con Respiración artificial, integró literatura, memoria e historia bajo la censura, trazando un puente entre la tradición y la crítica contemporánea, pasando por José Hernández en Martín Fierro y Borges con sus Ficciones.
	La literatura argentina tiene hitos que marcan su identidad y evolución: Sarmiento con Facundo (1845) fundó un ensayo político y cultural sobre la oposición entre civilización y barbarie; José Hernández en Martín Fierro (1872-79) convirtió al gaucho en emblema nacional; Leopoldo Lugones, con Lunario sentimental (1909), abrió la experimentación modernista; Ricardo Güiraldes fijó en Don Segundo Sombra (1926) el mito gauchesco en tono elegíaco; Roberto Arlt, con Los siete locos (1929), anticipó la novela urbana y existencial moderna; Borges en Ficciones (1944) revolucionó la narrativa con juegos metafísicos; Bioy Casares en La invención de Morel (1940) proyectó la literatura fantástica hacia la ciencia ficción; Cortázar, con Rayuela (1963), rompió los moldes de la novela latinoamericana; Manuel Puig, en El beso de la mujer araña (1976), mezcló cultura popular y reflexión política en la dictadura; y Piglia, con Respiración artificial (1980).