En los años ochenta, gracias a los jóvenes vinculados al movimiento autónomo, al punk y al fenómeno de ocupación de viviendas, el St. Pauli se convirtió progresivamente en un club de culto. Desde entonces reconstruyó su identidad alrededor de unos parámetros completamente diferentes a los precedentes. A pesar de su escaso éxito deportivo, consiguió proyectarse como un equipo alternativo dada la serie de iniciativas de carácter social que emprendió una parte de su afición. Gracias a la identificación con ideas políticas de la izquierda, su escudo y sus estandartes han estado presentes en movilizaciones como Can Vies en Barcelona, Gamonal en Burgos o Gezi en Estambul (Turquía). Se ha convertido en un símbolo y suma más de 500 peñas repartidas por toda Europa, media docena de ellas en España.
El St. Pauli es la constatación de que otra forma de entender el mundo y el fútbol es posible. Es romanticismo en estado puro y es lo más similar al fútbol de barrio, a aquel fútbol popular que nuestros bisabuelos contemplaban desde las gradas cien años atrás. La forma de ser del FCSP ha hecho que personas de cualquier punto del mundo utilicen la bandera y el escudo en los movimientos sociales en los que participan. El año que viene seguirá en la Segunda División alemana, pero sus escudos estarán por toda Europa en primera línea de las protestas.
(Vila de Gràcia, 1972) Doctor en història contemporània per la UB i membre del Grup de Recerca Consolidat Centre d’Estudis Històrics Internacionals (GREC-CEHI) i del Grup de Recerca en Estats, Nacions i Sobiranies (GRENS-UPF). Professor de la Secció d’Història Contemporània i Món Actual de la UB, del grau en Humanitats de la UOC i del màster en Prevenció de la Radicalització i Violència Global de la UB. Membre de l’International Expert Network del C-REX – Center for Research on Extremism de la Universitat d’Oslo (UiO) i de l’Standing Group on Extremism and Democracy & Political Violence. Ha publicat diversos assajos sobre extremisme polític i esportiu.