Betty, madre de dos hijos, decide volver a trabajar. Es una decisión fruto de la necesidad; como le dice a su marido Adam: "Los niños necesitan ropa, aparte de que nos gusta comer". Adam no trabaja y parece traumatizado por sus experiencias en la guerra. La decisión de Betty se convierte en un arma más del arsenal de escaramuzas conyugales, pero este matrimonio tiene un interés común: la bebida.A través de una misteriosa adivina, que es a la vez propietaria de una agencia de trabajo, Betty es contratada por un viejo abogado que está escribiendo un libro sobre el comportamiento humano de los animales. Oscuramente divertida, la novela es una retorcida mirada a la pareja y los roles de género.