"La lumière est diffuse", dit Rosal de Sainte-Croix au jeune Nivard de Chassepierre, "Elle est fugace, changeante, capricieuse. Elle a toutes les ruses. Jamais tu ne seras satisfait de ton ouvrage, si beau soit-il. Jamais tu n'auras assez de couleurs dans tes casiers pour donner vie à un vitrail comme tu le souhaites, jamais tu n'auras la certitude de colorer juste comme on chante juste. Qu'importe ! Tes pas partent du feu et tu dois atteindre le feu, devenir un maître en ton art." Nivard ne déçut pas le chevalier qui attendait de lui la plus vertigineuse escalade jamais rêvée vers la lumière. Animé par une passion presque charnelle pour le verre et ses sortilèges, il récolte d'Orient en Occident les couleurs alchimiques de nos cathédrales. Il oeuvre en Bavière, à Saint-Denis, au Mans, à Chartres... La quête déchirée de ce "passeur de lumière" sera alors celle d'un artisan sublime, funambule oscillant entre le ciel et l'ombre...
“La luz es difusa”, dice el templario Rosal de Sainte-Croix al joven Nivard de Chassepierre. “Es fugaz, cambiante, caprichosa. Es dueña de todas las estratagemas. Nunca estarás satisfecho con tu obra, por más bella que sea. Nunca tendrás colores suficientes en tus casilleros para dar vida a un vitral como el que deseas, jamás contarás con la certeza de colorear exactamente como se canta exactamente. ¡Qué importa! Tus pasos empiezan en el fuego, y debes alcanzar el fuego, convertirte en maestro en tu arte, el artesano perfecto de la gran obra, el Adepto.” Nivard no decepciona al caballero. Junto a los templarios, durante el medio siglo posterior a la primera cruzada, animado por una pasión casi carnal por los sortilegios del vidrio, realiza una vertiginosa búsqueda de la luz en Oriente y Occidente. Oscilando apasionadamente entre el cielo y las sombras, participará de manera decisiva en uno de los esfuerzos más prolongados, delirantes, tenaces y de más amplios y duraderos efectos que la humanidad ha conocido. Esta es su historia y la inicial de sus mentores, los caballeros del Temple.