Este libro es una invitación a distanciarse de las posiciones más generalizadas en el ámbito escolar, y también en la opinión pública, acerca de la lectura de literatura, la comprensión lectora y el placer de la lectura. "Distanciarse" significa poner en suspenso dichas perspectivas para analizarlas como creencias arraigadas en torno a las dificultades que los alumnos de la escuela media tendrian a la hora de leer textos literarios. La propuesta es que los lectores de este libro, los profesores, se hagan otras preguntas sobre las lecturas efectivas de sus alumnos, las que realmente se escuchan en las aulas y no aquellas que tan solo los conducen a abandonar cada vez la apuesta de enseñar literatura a los jovenes. Pues, de eso se trata: leer literatura es la practica que articula y da sentido a su enseñanza; por lo tanto, cambiar las preguntas lleva a conocer nuevos marcos de referencia que permiten depositar la atencion en la dimension sociocultural e historica de la lectura de textos literarios.No se trata de presentar "la receta que faltaba" sino de escuchar, a partir del relato de practicas efectivas realizadas por jovenes en diversas escuelas publicas, la pertinencia de los diferentes modos de lectura. De alguna manera, seran esos mismos jovenes los que exigiran abandonar las dicotomias entre los "buenos" y los "malos" lectores para asi repensar la enseñanza de la literatura desde el quehacer cotidiano del aula.
Por qué indagar sobre los vínculos entre los enfoques didácticos de la lectura y la escritura, como reconfiguraciones de la enseñanza de la lengua y la literatura, que han asumido las orientaciones de las politicas educativas en la Argentina (tambien en la region y desde los años noventa). Porque al asumir una perspectiva etnografica se revela que esos enfoques y esas politicas no se corresponden con las inquietudes e intereses que recurrentemente los actores de la enseñanza expresan en las aulas, mucho menos cuando se los observa desde la diversidad social, cultural y linguistica caracteristica de nuestros territorios.De esta manera, se plantea volver al supuestamente vetusto problema de las metodologias de la enseñanza para desde alli resignificar y resolidarizar saberes que conforman la larga historia de la disciplina escolar con aquellos que les resultan novedosos para superar las vigilancias epistemologicas de los enfoques, junto con sus limites explicativos respecto de las aulas concretas donde se efectuan las enseñanzas y los aprendizajes.
Este libro es una invitación a distanciarse de las posiciones más generalizadas en el ámbito escolar, y también en la opinión pública, acerca de la lectura de literatura, la comprensión lectora y el placer de la lectura. "Distanciarse" significa poner en suspenso dichas perspectivas para analizarlas como creencias arraigadas en torno a las dificultades que los alumnos de la escuela media tendrían a la hora de leer textos literarios. La propuesta es que los lectores de este libro, los profesores, se hagan otras preguntas sobre las lecturas efectivas de sus alumnos, las que realmente se escuchan en las aulas y no aquellas que tan sólo los conducen a abandonar cada vez la apuesta de enseñar literatura a los jóvenes. Pues, de eso se trata: leer literatura es la práctica que articula y da sentido a su enseñanza; por lo tanto, cambiar las preguntas lleva a conocer nuevos marcos de referencia que permiten depositar la atención en la dimensión sociocultural e histórica de la lectura de textos literarios.