Una de las más apasionadas vivencias de la literatura: la relación entre Quevedo y Lisi. El insomnio de una noche de invierno, novela ganadora del Premio Azorín, es la historia de una conjura palaciega contra el valido de Felipe IV, el conde duque de Olivares. La intriga aporta verdad artistica a un suceso todavia hoy no aclarado en sus causas: el encarcelamiento de Quevedo en 1639.Es, pues, una novela recreadora de un momento crucial en la historia de España, cuando la conciencia lucida y general sobre la decadencia se manifiesta en comportamientos contradictorios, atormentados unas veces, ilusorios los mas.El privado omnipotente, un embajador frances, un arbitrista lunatico, la famosa Calderona, una monja llagada y otros personajes, perfilados con hondura mas alla de la tipificacion representativa, componen un retablo vivo y condicionan la suerte desdichada del escritor menos ingenuo de nuestra literatura, censor implacable de la corte, pero tambien recadero aulico y colaborador sumiso. El oscuro caso entre Olivares y Quevedo es transposicion singular del conflicto entre el artista -el intelectual, se diria hoy- y quienes ejercen o detentan el poder.Pero El insomnio de una noche de invierno no es solo una novela de intriga politica. Es tambien una obra costumbrista, en el sentido mas digno de un genero hoy desacreditado. Hay en ella exactitud escenografica, verdad de personajes, callejero preciso y colorida descripcion de ambientes. Y el trasfondo social de un pueblo vitalista, acuciado por la necesidad y la efusion de sus deseos. Aunque, quizas antes que nada, esta es una novela de amor sobre una de las mas apasionadas vivencias de la literatura: la relacion entre Quevedo y Lisi, identificada aqui de modo sorprendente.En El insomnio de una noche de invierno, el autor sostiene su empeño por una escritura rigurosa: la palabra precisa y la variedad de recursos narrativos. El rescate, aqui obligado, de registros clasicos va mas alla de un habilidoso juego de estilo: es una apuesta, lograda, por la calidad de pagina, el poder evocador del lenguaje y el placer de la palabra artistica.
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